Muchos samuráis. Altos, bajos, huraños, inocentones, cínicos... Humanos, antropomorfos, en blanco y negro o a todo color, recorriendo los trazos de autores japoneses, americanos y europeos, pero nunca sin perder de vista Tokyo, Kyoto y otras ciudades del Japón feudal... en la mayoría de lo posible, claro.