A la hora de dibujar una blank cover, todos los autores se enfrentan al mismo dilema: la calidad del papel, qué les permitirá hacer y qué no. En el caso de Miguel Ángel Martín, su conclusión fue que "este papel no es muy bueno", por lo que no pudo aplicar sus personalísimos colores. Ello le obligó a improvisar soluciones imaginativas como el uso de pinturas de madera o, en el caso de esta Catwoman-Pfeiffer, hacer el sombreado con lápiz tradicional. El resultado, muy curioso y, como siempre en su caso, original.