Argumento
Podría decirse que nos unía cierto gusto malsano por la inexistencia habitual.
A menudo compartíamos puertas cerradas, humanidad no practicante e incluso una pequeña azotea en el fondo del mismo cráter.
Ah, luego estaba la noche. Y sí, también aquella luz...
Clarisa jamás lo confesó abiertamente, pero, de algún modo, yo sospechaba la verdad. Solía lucir a perpetuidad ese porte taciturno de princesa balcánica que ha perdido las llaves del castillo en los Cárpatos...