Argumento
Ya desde pequeño, se veía que Julián no era un chico del todo normal. Cuando sonaba por la radio de su madre la canción de Rascayú, todo un éxito en una España que luchaba contra la miseria de la posguerra con, entre otras herramientas, el humor negro que siempre nos ha caracterizado como pueblo, sonreía de una manera extraña. Feliz, pero con una mueca que no parecía de niño. Como en el colegio siempre estaba sólo y en el patio daba vueltas canturreando la canción de marras, era cuestión de tiempo que le acabaran poniendo de mote Rascayú, aunque nadie se preguntara que iba hacer cuando muriese y a él no le molestase demasiado. Poco se imaginaba ese chaval, que en la semana de los ejercicios espirituales del colegio de curas se metía piedrecitas en el zapato como sacrificio de penitencia, mientras otros se ponían de rodillas sobre ellas o se ponían ortigas en el culo, que iba a ser protagonista de un insólito viaje al más allá y el inopinado causante de la mayor crisis muda de sobrepoblación que ha sufrido nuestro planeta...