Argumento
EPÍLOGO POR SIMON PEGG
Mientras que otros moustros demandan atención con capas, garras y vendajes, el zombi se ha arraigado a sí mismo en nuestras conciancias con poco más de un trastabilleo y un lamento. Matafóricamente. esta criatura clásica encarna a un número de nuestros mayores temores. De manera obvia, es nuestra propia muerte, personificada. La manifestación física de aquello a lo que más tememos.
De manera sutil, el zombie representa un número de nuestras inseguridades más ocultas.
El temor de que muy en el fondo, podamos ser poco más que animales, procupados solamente por nuestro apetito. Los zombis pueden representar la amenaza del colectivismo contra la individualidad. la noción de que puedan hacernos desaparecer y ser olvidados, aquello que nos hace especiales, devorados por la multitud.
curiosamente esos desgraciados putrefactos también nos brindan esperanza. los no muertos podrán ser férreos, resultos e implacables como la lava, pero tambien son tontos y lentos; ineficaces e ineptos.
Uno no tiene que ser Van Helsing ni Peter Venkman para enfrentarse a un zombie. Cualquiera que esté vivo puede hacerlo.
Derrotar a un zombie no es una lavor insuperable,siempre y cuando mantengas las cabeza fría. uno no necesita hechizos.