Argumento
Ah, por fin un poco de cultura en prime time.
Permítame que le corrija, caballero...
La reina de los comedores españoles es la telebasura. Frikis, famosillos y sensacionalismo barato. Puro entretenimiento lobotomizador. Por suerte, los debates políticos se han hecho un hueco en nuestras pantallas.
¡Soltad a los perros!
En realidad, las tertulias políticas son la telebasura de toda la vida, pero con otro decorado. El debate es nulo y los invitados se escogen según su capacidad de insultar, gritar gilipolleces o soltar gracietas para que sean compartidas en las redes sociales.
¡Silencio! ¡Me estoy culturizando!
Y una mierda. En estos debates políticos no se aprende apenas nada. Su objetivo es hacernos creer más listos que el resto de espectadores porque consumimos un producto supuestamente cultural. Pero en realidad ofrecen la misma carnaza que la telebasura.
Y puestos a escoger, nos quedamos con la telebasura de siempre. Al menos es más honesta.